Luciano Kruk, arquitecto y docente argentino nacido en 1974, Buenos Aires. Obtuvo su título de arquitecto en el año 2000, poco después se integró en el estudio BAK de arquitectos, obtuvo diferentes reconocimientos por su labor, y fundó su propio estudio de arquitectos. Actualmente es profesor y es invitado por diversas universidades americanas y europeas.
El estilo de este arquitecto se puede denominar como un «estilo sobrio, estético y constructivo», proyecta mediante el minimalismo, que se caracteriza por el uso de hormigón y vidrio, con siempre un objetivo fijo de integrar las estructuras creadas con el entorno que la rodea, «convivencia dialogal con el territorio». La rusticidad del hormigón contrasta con la limpieza y elegancia del vidrio.
Su metodología de proyecto consiste en comprenser muy bien el problema planteado, las características del lugar, la topogrofía, los reglamentos de construcción y lo que pide el cliente.
La cita de Luciano Kruk enfatiza la importancia de la comunicación y la empatía en la arquitectura. Escuchar las necesidades del cliente permite crear espacios que mejoren su calidad de vida y reflejen su identidad. El éxito en arquitectura se basa en conectar con las personas y comprender sus expectativas.
OBRAS MÁS EMBLEMÁTICAS
Casa L4
La Casa L4 de Luciano Kruk es una vivienda de hormigón visto en Costa Esmeralda, Argentina, que se integra al paisaje natural con un diseño minimalista y funcional. Elevada para evitar humedad, maximiza luz y ventilación natural, reflejando la filosofía de Kruk de simplicidad y respeto por el entorno.
Edificio EEUU 4263
El edificio EEUU 4263 de Luciano Kruk es una residencia minimalista de hormigón visto en Buenos Aires, diseñada para maximizar luz y funcionalidad, integrándose al entorno urbano con una estética simple y duradera.
Luciano Kruk es un arquitecto que destaca por su uso del hormigón visto, un material que considera honesto y duradero. Para él, este tipo de construcción no solo es resistente, sino que también aporta carácter y belleza a sus obras. Además, busca que sus diseños se integren con el entorno, creando una conexión armoniosa entre la arquitectura y el paisaje, ya sea natural o urbano. Su enfoque minimalista permite que cada espacio sea funcional y claro. También se enfoca en la sostenibilidad pasiva, aprovechando la inercia térmica del hormigón para hacer sus edificaciones más eficientes.
Personalmente, aunque admiro su preferencia por el hormigón, pienso que diversificar los materiales podría darle más vida a sus proyectos. También creo que sería beneficioso aplicar técnicas que se adapten mejor al entorno específico. Si bien el minimalismo tiene su encanto, me gustaría ver más elementos que añadan calidez y un sentido de hogar a los espacios que crea. Por último, incorporar tecnologías, como paneles solares,hacer que sus obras sean aún más responsables y acogedoras.
«Quiero ser arquitecto» de Alberto Campo Baeza
En «Quiero ser arquitecto,» Alberto Campo Baeza nos habla de su amor por la arquitectura, compartiendo que crear espacios se ha convertido en el motor de su vida. Para él, ser arquitecto no es solo diseñar edificios, sino construir lugares que realmente te conmuevan por dentro, que hagan sentir a las personas algo profundo. Habla de la arquitectura como su vocación, como un objetivo personal, que va más allá y se convierte en una manera de dejar huella en el mundo.
Campo Baeza describe la arquitectura como una búsqueda de belleza y verdad, pero no solo en el sentido estético o técnico, sino en el sentido de crear espacios que realmente importen para quienes los habitan. Sus palabras nos invitan a ver los lugares en los que vivimos, trabajamos o pasamos tiempo como algo más que simples estructuras. Nos recuerda que los espacios pueden tener el poder de mejorar nuestra vida diaria, dándonos refugio, inspiración y calma.
Uno de los puntos más relevantes de su reflexión es cómo ve la arquitectura como una herencia. Campo Baeza sabe que lo que construye tiene la capacidad de durar mucho más allá que su vida, llegará a personas que él nunca conocerá, pero que podrán llegar a sentir algo al estar dentro de esos espacios. La arquitectura según Baeza, también es la responsabilidad de pensar no solo en el presente, sino en el futuro y en cómo podrá afectar a las personas. Esto le da sentido a su trabajo, el poder crear espacios que duren y te conmuevan.
También nos habla de la importancia de encontrar un equilibrio entre la ilusión y la técnica. Campo Baeza cree que para ser un buen arquitecto no solo hay que tener habilidades técnicas, hace falta ver más allá de los planos e imaginar y sentir. La arquitectura no se trata solo de resolver problemas para cubrir las necesidades humanas, sino de diseñar con el corazón, buscando que el espacio realmente impresione y mejore la calidad de vida de las personas.
En definitiva, «Quiero ser arquitecto» es un texto que declara el amor del autor por la arquitectura y una invitación a crear nuestro propio trabajo con el mismo compromiso y pasión como él. Campo Baeza nos recuerda que, cuando hacemos algo que realmente amamos y ponemos todo nuestro empeño en ello, estamos creando algo que puede perdurar durante mucho tiempo.